sábado, 1 de junio de 2013

“I don,t ande están”

Bonnie and Clyde siguen en paradero desconocido. Con el temple de los grandes cacos de la historia del cine, esta pareja residente en Cambados protagonizó hace unos días una fuga con persecución incluida, más propia de las películas americanas de acción que de la realidad. La parejita en cuestión, que va camino de la leyenda, eludió el dispositivo policial para adentrarse en los montes de la zona, donde permaneció unos días, hasta que, -y reconozco que a mi me pasaría lo mismo-, las ganas de un buen café calentito los llevaron a una cafetería de Cambados para homenajearse con un sabroso desayuno completo.

- Cariño… ¿Croissant a la plancha o un donut?
-Un donut y un zumito de naranja para mi, bandolero amor.
-Muy bien. Deja, yo pago, que llevo suelto…. Ah, no, esto son las balas.


En fin, la cosa es que después de llenar la barriga fueron a casa, recoger pertenencias, y tal vez también el botín acumulado hasta la fecha. No les importaron los coches policiales aparcados a la entrada. Caminaron entre la maleza para acceder por la puerta de atrás, y poner los pies de nuevo en polvorosa.
No es esto una crítica a las fuerzas de seguridad del Estado, al contrario, los tengo por muy eficaces, es más bien un guiño a la picaresca que desde tiempos inmemoriales ha estado presente en este país. Desde el Lazarillo hasta el Silencioso pasando por el Dioni o el gran Lute. Y es que hay delincuentes graciosos.
De todos es sabido que corren malos tiempos, la estadística coloca ya el hurto en Galicia como un mal muy frecuente, uno cada dos horas, se produce. Aumenta la pobreza, el paro, el tiempo libre para no poder disfrutarlo. España es de los países más corruptos de Europa y sinceramente, y por otra parte y sin hacer apología del robo, cuando no hay para comer y la necesidad aprieta, también lo hace la ansiedad por llevarse algo a la boca del modo que sea. Una clase política honrada, de la que aquí visto lo visto, no andamos sobrados, es y será siempre un buen ejemplo para el pueblo. La viceversa, aunque de Perogrullo, también sirve de ejemplo. De mal ejemplo. Y a esta pareja de Robin Hoods, bueno, que quieren que les diga, no les deseo peor suerte que al señor Urdangarín. Mejor esconderse en los montes que bajo las faldas de la reina.

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